27.4.10

El desnudo en la pintura de Ingres.


Jean Auguste Dominique Ingres . Jean-Auguste-Dominique Ingres será uno de los grandes maestros a la hora de tratar el desnudo, convirtiéndose en fuente directa para buena parte de los pintores del siglo XIX. Entre sus primeros trabajos encontramos un Torso masculino, estudio académico realizado con gran minuciosidad para ejercitar su mano en el dibujo y en el control de la anatomía humana. De 1808 es una de sus obras maestras, la Bañista de Valpinçon, realizada en Italia, durante su etapa de pensionado, para exhibir su ideal de belleza femenina. También durante la estancia en Roma empieza la Venus Anadiómena, obra finalizada cuarenta años más tarde, en la que se pone de manifiesto su admiración por la escultura clásica.



La reina de Nápoles, Carolina Bonaparte, encargó a Ingres la Gran Odalisca. Nunca llegaría a su destino al ser derrocada Carolina en 1815, adquiriendo la obra años después el chambelán del rey de Prusia. Con esta figura se demuestra el interés existente en aquellos años por lo exótico y lo oriental. El orientalismo continúa presente en la década de 1830, como podemos observar en el Interior de un harén con odalisca, escena en la que la protagonista es una odalisca acompañada de una tañedora de laúd y de un guardián.


El tema eterno de Ingres, el cuerpo femenino desnudo, se nos muestra de nuevo en el Baño turco como único motivo, repetido como eco en los cuerpos de las veinticuatro mujeres que aparecen en la escena. En sus últimos años también se interesa por el desnudo como observamos en la Edad de Oro, obra en la que el ser humano sería completamente feliz, desnudo, alegre, protegido por los dioses que nunca le dejarían sin frutos, música y placer.



No me digas que esta noche tu presencia murmurada,
tu casi invisible presencia,
de tan rumorosa que me eres,
de tan silenciosa y sonreída que esta noche te siento.
.

Aquí, tendida a mi lado,
como casi una nota musical suspendida;
en medio del silencio de la noche,
cuando nadie sospecha tu presencia, una luz
que silenciosa, que adelgazadamente ha irrumpido.
.
Dime. Callemos... ¿Qué es el amor? Vivirnos.
Vivirnos día a día. Son años, Son un minuto. Son el inmóvil
discurrir de la vida.
.
Quietos,
vemos pasar el tiempo. Corriente
parada, paradísima, milagrosa, donde tú estás eternamente juvenil.
mientras yo te contemplo, yo me vivo, trabajo,
amaso mi vida contra aquello que pasa. Soy lo que pasa.
.
Pero no paso, abrazado
a ti, a tu estar, a tu sonreír, a tu existir sin medida.
Oh silencio suspenso donde milagrosamente una nota resuena.
.
Una gota de agua que en la oscuridad nunca cede,
nunca cae, y en la cueva indecible misteriosamente brilla.
Brillo, vida, amor mío, presente continuo que en la cueva
del amor me recrea.
.
Oigo fuera los tiempos. Oigo el embate cruel de las
amontonadas espumas,
y siento aquí el aire parado, el frío delgado del aire inmóvil
de la cueva sublime,
y allí tú, delicada perla que por siglos viniste,
gota mirífica donde con el solo brillo interior
interminablemente resplandeces.
.

Carne, alma mía, verdad concreta, cuerpo precioso.
Clara tú, clara siempre, que a mí dadivosamente has sido pronunciable.
Pronunciarte, decirte, con tu bulto adorarte,
montón real, continuamente vivido como una verdad
confesada.
.
Mi confesión, mi dulce ser, mi dulce estar, mi vida sola,
tú, mi perpetua manifestación hasta el fin de mi vida.
Vicente Aleixandre






VIVIRNOS .



*Isabella

1 comentario:

Unknown dijo...

Gracias ISABELLA, tus imagenes y poesias me emocionan siempre...
un plcer visitarte
sonia